.
Con Indy, mi gato negro, teníamos un sketch, cuando venían amigos a casa él y yo lo representábamos. El se aparecía como diciendo, yo también vivo aquí, me miraba, emitía un maullido como pidiendo que lo levante, ya en mis brazos miraba a la audiencia, y yo le preguntaba como se había portado en forma imperativa, como retándolo, el me abrazaba y escondía su cabeza como diciendo mas o menos pero perdoname a lo cual todo el mundo quedaba admirado. El hacía esto siempre que yo le hablaba con firmeza, pero después sabía que iba a recibir caricias. Extraño hoy su cabeza empujándome como un torito, pidiéndome mimos.
DISTINTO
De negro suficiente
como para ahuyentar apenas los espectros,
con ribetes marrones que heredó de la madre,
y ojos verdes profundos
de una maldad antigua y controlada,
que ahora era sabiduría
él me acechaba con su amor
casi dormido
para dármelo cuando se le antoje,
y en ese antojo
la casualidad de hacerlo siempre a tiempo,
al ritmo de mi tristeza
y mi soledad,
que a veces el solo comprendía
y parecía decirme
el mundo es difícil
pero vos al menos me tenés a mi
Rebelde y atrevido
pero atento a mis ojos y a mi voz
Distinto como mascota,
distinto como gato
A veces me abrazaba imitando mi abrazo
con algunas uñas que yo podía comprender
como ese amor sobre mi falda
donde dormía tranquilo
ígil y valiente
hermoso en acrobacias que yo no le pedía
mostrando sus dotes de felino
su destreza y simpatía
él era mi gato
Y yo era su humano
Ninguno poseía al otro
y el sentimiento a ambos
Hoy el jardín en el que sigue dormido
me regala flores nuevas
donde a veces veo inocente
como asomar su hocico,
acechándome salvaje su amor
siempre presente.
A mi gato INDY,
Guillermo