Érase una vez una terraza enorme en pleno Quilmes centro, la terraza de mi abuela Chuly. Un día un gatito se apropió de ella y maullaba para que Chuly (Cocinera excelente) le dé comidita. Al principio Chuly se resistía, pero tanto maulló miauuuuuuuuuuu parecía que decía auuuuuuul, que lo bautizó Raúl, le puso unos polarcitos, un tachito, comidita y agua y Raúl venía todas las tardes a cantarle pero nunca se dejaba acariciar ni se acercaba, comía cuando Chuly ya estaba adentro y con la puerta cerrada: era un típico feral.
Hasta que un día de septiembre de 2011 resultó que Raúl no era Raúl, sino que era la Raulito y le dejó 4 Raulititos de regalo en el macetero a Chuly. Maestros en el arte de rajar los cinco. Pero yo no me dí por vencida, le pedí consejo a Pachi, tenía que llevarla a castrar!! Que jaula trampa, que poción mágica… Un día me fui muy decidida a la terraza y la cacé, toallón mediante, me tiré encima de ella y por primera y única vez- la pude tocar!!!
Luego le conseguimos casa a los Raulititos, excepto al negrito de corbata que no se dejó agarrar. Vale aclarar que en un intento, me rebanó un buen pedazo de dedo. Lo bauticé Raúl, porque maúlla igual a la madre: rauuuuuuuuuuuuuuuuuul y tomó teta hasta los 5 o 6 meses, un Edipo terrible!!
Hace un mes mi abuela Chuly enfermó, pero igual la Raulito y Raúl la esperaban todos los días en la terraza; yo iba a darles de comer y ni bien sentían la llave, ya estaban los dos a coro: rauuuuuuul
El 06/06 de este año, Dios decidió que necesitaba una cocinera y se llevó a mi abuela Chuly.
Pero esto no termina, recién empieza: pocos días después de la partida de Chuly, Raúl y Raulito decidieron dejarme acariciarlos y hacerles upa La historia sigue!!
Gracias Pachi y staff por invitarme a compartir esta historia!
Dedicado con amor a mi abuela Chuly.
Carla
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